PÉNDULA (eppur si muove).
Sobre el movimiento de las cosas y del pensamiento
Sobre el peligro de tener nuevas ideas
El mundo parece moverse y nosotros con él. Frente a una cierta sensación de que el sistema-mundo avanza de manera fluida, tenemos sin embargo la sensación de que el pensamiento avanza a trompicones.
Las prácticas artística y científica han constituido desde siempre el semillero de ideas de la humanidad.
En el otro lado los poderes fácticos se han encargado de poner en circulación únicamente aquellas ideas que les eran favorables o provechosas.
En la llamada era de las comunicaciones inaugurada por el famoso connecting people, vivimos en la creencia de que la circulación de ideas puede ahora suceder de tú a tú sin ningún tipo de filtro. Sin embargo el conservadurismo generalizado y la volubilidad de la cibercultura (verbi gratia “trabajo en la nube”) se suman a un tipo de censura invisible y por lo tanto más efectiva.
Es bastante probable que hoy en día Darwin o Galileo se viesen abocados a difundir sus ideas a través de su blog personal, lidiando con comentarios de trolls, pantallazos de publicidad y vídeos censurados... flotando como una partícula en mitad del océano Atlántico. O con suerte (con suerte para sus ideas), obligados a refugiarse en el interior de alguna embajada si por diversas casualidades sus ideas comenzasen a difundirse más de la cuenta.
PÉNDULA pretende hablar del movimiento en general (el mundo, los cuerpos) y del movimiento de las ideas; de la inercia y de la fuerza de la gravedad como hechos físicos constatables y también como elementos simbólicos que lastran nuestro pensamiento.
Sobre el movimiento de las cosas y del pensamiento
Sobre el peligro de tener nuevas ideas
El mundo parece moverse y nosotros con él. Frente a una cierta sensación de que el sistema-mundo avanza de manera fluida, tenemos sin embargo la sensación de que el pensamiento avanza a trompicones.
Las prácticas artística y científica han constituido desde siempre el semillero de ideas de la humanidad.
En el otro lado los poderes fácticos se han encargado de poner en circulación únicamente aquellas ideas que les eran favorables o provechosas.
En la llamada era de las comunicaciones inaugurada por el famoso connecting people, vivimos en la creencia de que la circulación de ideas puede ahora suceder de tú a tú sin ningún tipo de filtro. Sin embargo el conservadurismo generalizado y la volubilidad de la cibercultura (verbi gratia “trabajo en la nube”) se suman a un tipo de censura invisible y por lo tanto más efectiva.
Es bastante probable que hoy en día Darwin o Galileo se viesen abocados a difundir sus ideas a través de su blog personal, lidiando con comentarios de trolls, pantallazos de publicidad y vídeos censurados... flotando como una partícula en mitad del océano Atlántico. O con suerte (con suerte para sus ideas), obligados a refugiarse en el interior de alguna embajada si por diversas casualidades sus ideas comenzasen a difundirse más de la cuenta.
PÉNDULA pretende hablar del movimiento en general (el mundo, los cuerpos) y del movimiento de las ideas; de la inercia y de la fuerza de la gravedad como hechos físicos constatables y también como elementos simbólicos que lastran nuestro pensamiento.
SOBRE LA PIEZA
SONIDO
Desde hace siglos se sabe que todo sonido proviene de un movimiento. Algo se mueve y al hacerlo roza o percute o choca contra algo, lo que da por resultado una vibración, un sonar. Ya Aristóteles enunciaba lo siguiente:
«El sonido en acto es siempre producido por algo, contra algo y en algo».
Con la aparición de la música electrónica y de los aparatos de reproducción sonora, el proceso mover-sonar parece haber desaparecido. El sonido es generado aparantemente en el interior de cajas negras; el «algo» y el «contra algo» nos han sido birlados.
PÉNDULA es una instalación para dos músicos-performers en la que el movimiento se situa en primer plano como causa visible del sonar. Y lo hace aludiendo directamente a tres conceptos.
1. El origen del tiempo, el pulso, el loop.
Se dice que algunos fenómenos naturales como el vaivén de las olas o el latido del corazón está en el origen del pulso musical. Con el tiempo el pulso devino en precisión metronómica pasando de lo orgánico a lo mecánico. Podemos afirmar que la música occidental ha tenido como ideal desde su nacimiento el pulso regular y la métrica precisa, respaldados ambos por siglos de tradición solfística.
Ya en el siglo XX el pulso regular –entendido hasta el momento como un ideal– se hace realidad gracias al uso de los secuenciadores; una realidad matemáticamente precisa. Por otro lado, el loop –concepto seminal de la música popular contemporánea– viene a proveernos de materiales musicales perfectamente medidos o cuantizados (por utilizar una jerga más adecuada) que en su repetición hipnótica inciden aún más en el ideal de perfección temporal.
En PÉNDULA, la música, el sonar, regresa a su esfera más orgánica: péndulos que oscilan o trazan trayectorias elípticas y que en su rozar y percutir devienen en erráticos; péndulos que debido a la fuerza de la gravedad se encuentran –como todo organismo– avocados a la detención.
2. Fonografía preparada.
En las últimas décadas la labor de los fonografistas ha hecho posible que accedamos a una nueva escucha. De la idea del mero registro sonoro de lo que nos rodea, hemos pasado a la utilización de esos registros con fines compositivos otorgándoles así un nuevo valor y un nuevo sentido que sitúa al conjunto de sonidos no musicales en el centro de una posible escucha atenta y activa que nos invita a abrir la oreja.
En PÉNDULA, el trabajo fonográfico sufre una abstracción para proponer no solamente el registro y su posterior escucha, sino la re-creación de la fuente sonora misma. Los dispositivos utilizados se basan en el uso de péndulos que rozan y percuten estructuras resonantes preparadas para producir un continuo pero cambiante acontecer sonoro que remite al acontecer sonoro del mundo.
3. Electroacústica.
En PÉNDULA la mayor parte del material sonoro tiene un origen acústico con un tratamiento electrónico artesanal más o menos acusado. El sonar de los cuerpos es filtrado, distorsionado, modificado en un continuo ir y venir entre naturaleza y artificio.
SOBRE LA ACCIÓN Y LA PALABRA
Nos interesa el concepto palabra-en-acción.
También nos interesa que el movimiento pueda ser el motor de la palabra y de la acción de tocar (tocar un instrumento, generar un ruido).
Hablar-Tocar-Moverse es en nuestro caso una acción de carácter tecnológico. Nos desprendemos de la emoción del intérprete para encontrar un canal de comunicación limpio y preciso que nos permite lanzar fogonazos desde la distancia.
En los textos aparecen —unas veces de manera subterránea, otras en la superficie misma del discurso— conexiones con el libertarismo asilvestrado de Thoreau, el decadentismo de Lautréamont, la marginalidad del Art Brut, y la literatura autorreferencial de la generación beat, por poner algunos ejemplos.
El texto documental, el panfleto, el texto poético, la cita académica y el diálogo cotidiano son piezas que engarzamos una tras otra para cambiar de perspectiva. Esta variedad de tonos y formas funcionan para nosotros a modo de dispositivos, como lo son la cámara fotográfica, el carboncillo, la grabadora de audio o la acuarela a la hora de capturar un paisaje.
SONIDO
Desde hace siglos se sabe que todo sonido proviene de un movimiento. Algo se mueve y al hacerlo roza o percute o choca contra algo, lo que da por resultado una vibración, un sonar. Ya Aristóteles enunciaba lo siguiente:
«El sonido en acto es siempre producido por algo, contra algo y en algo».
Con la aparición de la música electrónica y de los aparatos de reproducción sonora, el proceso mover-sonar parece haber desaparecido. El sonido es generado aparantemente en el interior de cajas negras; el «algo» y el «contra algo» nos han sido birlados.
PÉNDULA es una instalación para dos músicos-performers en la que el movimiento se situa en primer plano como causa visible del sonar. Y lo hace aludiendo directamente a tres conceptos.
1. El origen del tiempo, el pulso, el loop.
Se dice que algunos fenómenos naturales como el vaivén de las olas o el latido del corazón está en el origen del pulso musical. Con el tiempo el pulso devino en precisión metronómica pasando de lo orgánico a lo mecánico. Podemos afirmar que la música occidental ha tenido como ideal desde su nacimiento el pulso regular y la métrica precisa, respaldados ambos por siglos de tradición solfística.
Ya en el siglo XX el pulso regular –entendido hasta el momento como un ideal– se hace realidad gracias al uso de los secuenciadores; una realidad matemáticamente precisa. Por otro lado, el loop –concepto seminal de la música popular contemporánea– viene a proveernos de materiales musicales perfectamente medidos o cuantizados (por utilizar una jerga más adecuada) que en su repetición hipnótica inciden aún más en el ideal de perfección temporal.
En PÉNDULA, la música, el sonar, regresa a su esfera más orgánica: péndulos que oscilan o trazan trayectorias elípticas y que en su rozar y percutir devienen en erráticos; péndulos que debido a la fuerza de la gravedad se encuentran –como todo organismo– avocados a la detención.
2. Fonografía preparada.
En las últimas décadas la labor de los fonografistas ha hecho posible que accedamos a una nueva escucha. De la idea del mero registro sonoro de lo que nos rodea, hemos pasado a la utilización de esos registros con fines compositivos otorgándoles así un nuevo valor y un nuevo sentido que sitúa al conjunto de sonidos no musicales en el centro de una posible escucha atenta y activa que nos invita a abrir la oreja.
En PÉNDULA, el trabajo fonográfico sufre una abstracción para proponer no solamente el registro y su posterior escucha, sino la re-creación de la fuente sonora misma. Los dispositivos utilizados se basan en el uso de péndulos que rozan y percuten estructuras resonantes preparadas para producir un continuo pero cambiante acontecer sonoro que remite al acontecer sonoro del mundo.
3. Electroacústica.
En PÉNDULA la mayor parte del material sonoro tiene un origen acústico con un tratamiento electrónico artesanal más o menos acusado. El sonar de los cuerpos es filtrado, distorsionado, modificado en un continuo ir y venir entre naturaleza y artificio.
SOBRE LA ACCIÓN Y LA PALABRA
Nos interesa el concepto palabra-en-acción.
También nos interesa que el movimiento pueda ser el motor de la palabra y de la acción de tocar (tocar un instrumento, generar un ruido).
Hablar-Tocar-Moverse es en nuestro caso una acción de carácter tecnológico. Nos desprendemos de la emoción del intérprete para encontrar un canal de comunicación limpio y preciso que nos permite lanzar fogonazos desde la distancia.
En los textos aparecen —unas veces de manera subterránea, otras en la superficie misma del discurso— conexiones con el libertarismo asilvestrado de Thoreau, el decadentismo de Lautréamont, la marginalidad del Art Brut, y la literatura autorreferencial de la generación beat, por poner algunos ejemplos.
El texto documental, el panfleto, el texto poético, la cita académica y el diálogo cotidiano son piezas que engarzamos una tras otra para cambiar de perspectiva. Esta variedad de tonos y formas funcionan para nosotros a modo de dispositivos, como lo son la cámara fotográfica, el carboncillo, la grabadora de audio o la acuarela a la hora de capturar un paisaje.
SOBRE EL ESPACIO
Dos de los personajes que en cierta manera han vertebrado nuestra propuesta son Galileo y Darwin. Las observaciones de ambos supusieron un cambio de paradigma en la concepción del espacio y del origen de la vida.
Ellos nos han proporcionado también dos elementos que nos sirven a la hora de pensar en el espacio escénico de la pieza: el observatorio y el lugar remoto.
El espacio de PÉNDULA se sitúa en un lugar remoto (y constantemente cambiante por medio del espacio sonoro) formado por un pequeño observatorio-refugio y diferentes elementos repartidos por la sala que aluden al instrumental científico, y que no son otros que nuestras herramientas de trabajo: sintetizadores, instrumentos electroacústicos, grandes péndulos generadores de sonido, láseres y sensores de movimiento.
Este observatorio-campamento es el espacio de la fabulación; el lugar desde el que observamos y emitimos nuestros informes.
Dos de los personajes que en cierta manera han vertebrado nuestra propuesta son Galileo y Darwin. Las observaciones de ambos supusieron un cambio de paradigma en la concepción del espacio y del origen de la vida.
Ellos nos han proporcionado también dos elementos que nos sirven a la hora de pensar en el espacio escénico de la pieza: el observatorio y el lugar remoto.
El espacio de PÉNDULA se sitúa en un lugar remoto (y constantemente cambiante por medio del espacio sonoro) formado por un pequeño observatorio-refugio y diferentes elementos repartidos por la sala que aluden al instrumental científico, y que no son otros que nuestras herramientas de trabajo: sintetizadores, instrumentos electroacústicos, grandes péndulos generadores de sonido, láseres y sensores de movimiento.
Este observatorio-campamento es el espacio de la fabulación; el lugar desde el que observamos y emitimos nuestros informes.
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